martes, 17 de noviembre de 2015

El Silencio de María

El Silencio de María

          Sólo el silencio custodia el misterio del camino que el hombre realiza con Dios, siempre nos comunica su palabra y su proyecto para con nosotros a través del silencio y la sombra; este acto en el cual el ángel dice: “te cubrirá con su sombra”, es una muestra de que Dios nos dice que hacer pero no en el ruido, sino en el silencio; tenemos la costumbre de vivir siempre en el ruido, donde nuestra alma constantemente se encuentra conturbada, es decir, alterada; el peor ruido que podemos vivir es aquel en el cual nuestra alma se encuentra llena de preocupaciones, de tristezas, de angustias, de los desánimos, de los egoísmos y la falta de ayuda a los demás.

           Pero hoy, nos encontramos ante la sombra del Altísimo, esa sombra es el misterio en el cual Dios vive y muestra el proyecto que quiere que sigamos; la sombra es como el silencio, no dice nada, no pronuncia palabra y nunca hace publicidad; siempre encontramos en la vida cotidiana la publicidad es decir ruido, vendernos la solución a nuestros problemas de manera rápida para que puedas seguir con el ruido; incluso en nuestra misma iglesia te ofrecen a través de alterar el ánimo estar en la presencia de Cristo; como lo dice el papa FranciscoUn misterio que hace publicidad de sí mismo no es cristiano, no es el misterio de Dios: ¡Es un misterio falso!”, la sombra y el silencio son los espacios del encuentro que tenemos con Dios.

        Dios no viene a comunicarnos algo por medio del ruido, sino a través del silencio, a través de la sombra; pero primero lo que nos dice es ¡alégrate! porque estamos como la virgen llenos de la gracia divina; pero como no entendemos a la primera nos dice “no temas”, para Dios no hay imposibles y si nosotros confiamos en Él no podemos temer a nada, por más duras que sean las tormentas que azotan nuestra vida, siempre Dios viene a calmar por medio del silencio nuestro ser; a través del silencio podemos encontrar la gracia delante de Dios, María nunca tuvo su alma llena de ruido, siempre se encontraba en el silencio de Dios.

          Ella no pone peros, no se hace a un lado o peor no le niega a Dios la tarea propuesta por Él, si queremos ser santos e hijos de Dios, ¡vayamos a su sombra!, a su silencio y permanezcamos en él; cuando ayudamos a los demás sin esperar a cambio nada, somos participes de ese silencio de esa sombra de Dios; cuando tenemos que amar al que nos cae mal y damos la vida por él, permanecemos en la sombra de Dios, ya que su sombra es fecunda, su silencio da fruto y más cuando nosotros estamos en sintonía con ese silencio; Abraham no pudo haber hecho nada si no hubiera tenido su alma en silencio para escuchar el mandato de Dios, Moisés permaneció en silencio para escuchar la tarea que Dios le había propuesto.

           María aferrada a la gracia de Dios y en su silencio maternal encontró el mensaje de Dios; y nosotros ¿cuándo escucharemos el proyecto que Dios nos tiene?, ¿cuándo dejaremos aun lado nuestros problemas, tristezas, angustias y estaremos en el silencio o la sombra de Dios?, simplemente el silencio donde nos comunica Dios lo que nos tiene deparado claramente lo ejemplifica el santo cura de Ars cuando ante el santísimo sólo pronunciaba: “Señor, tú me vez y yo te veo”.

José Esaú Romero Rodríguez

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